domingo, 5 de febrero de 2012

El pensionista

En el Cabo de Gata me he topado con muchos pensionistas del norte, ingleses, daneses, franceses, etc. No me sorprende nada, el tiempo seco y soleado, sin apenas viento, en pleno invierno, es un fuerte reclamo. Yo mismo he ido hacia el sur. Para las poblaciones bienestantes, realizar este tipo de emigración es del todo natural, y por tanto legítimo.

De estos pensionistas, a mí me interesa uno en concreto. Se trata del que viaja en caravana, normalmente en pareja y con dos bicicletas en la parte trasera. En realidad, tenemos una actitud vital muy parecida, hemos decidido invertir buena parte del tiempo que nos queda viajando con la casa a cuestas. Frecuentemente nuestros pensamientos están enfocados a encontrar un lugar tranquilo y agradable para pasar el día o la noche. Cuando nos encontramos, la complicidad mutua es manifiesta, mucho más que con la mayoría de ciclistas que me encuentro. Realmente este tipo de jubilado y yo nos parecemos mucho, aunque hay unas ligeras diferencias: donde dice caravana superequipada con cocina y calefacción (los geranios son un plus), debe decir bicicleta equipada (a secas); donde dice pensión, ha de decir bolsa de ahorros en franco declive; y donde dice viajar en pareja, es mejor no decir nada.


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